lunes, 2 de mayo de 2011

Los justos

"Armados con la palabra, y protegidos por la bondad de sus almas,emprendieron una guerra espiritual contra todos aquellos que clamaban al cielo, con la mirada ensangrentada, el triunfo de la venganza." 







El mundo era un lugar complicado, enfrentado en una guerra ideológica ancestral más antigua que sus combatientes, incluso que los tatarabuelos de estos ,aunque ellos también habían luchado en ella. 
Con su ultimo aliento tomó papel y tinta y escribió lo que fueron sus últimos pensamientos.
Cuando ciegos y llenos de odio asistimos impasibles ante la violación de la libertad de otro ser humano, desprovisto de sus derechos más esenciales, no somos más que medievos supersticiosos temerosos de un dios que en el vagar eterno de su existencia inmortal nos ha abandonado.
No existe por tanto una justicia divina, por encima de la justicia humana, por la que llegado el momento debamos obviar y regresar a nuestras más primigenias raíces, esas que unían nuestros destinos al de las bestias.
Animales heridos y rabiosos, que pagan con odio e ira, más odio e ira, en una cadena de violencia que difícilmente encontrará su fin.
Es deber de los hombres justos tender la mano a aquel que ha errado su camino, y ubicar lo en el lugar que le corresponde, sin robarle la dignidad que le otorga su condición de humano y por tanto de mortal.
Si no valoramos la vida de aquellos que como nosotros respiran y caminan, difícilmente podremos posicionarnos por encima de ellos en, lo que hoy día es, una masturbación moral. 
Pagar a los bárbaros ,que desprecian la palabra y la silencian, con violencia, nunca terminará el problema.
Usemos la compresión y mostrémonos a nosotros mismos y al mundo que la dignidad esta en el respeto por los que nos rodean y hagámosles ver nuestro camino es el correcto, pues es un sendero de armonía y convivencia que todos podemos y debemos recorrer de la mano.
Y castiguemos al que decida sembrar discordia o herir a sus semejantes. Pero usando las herramientas que nuestros antepasados nos legaron.
Creo por encima de todo en una justicia libre e imparcial capaz de sopesar todas las pruebas y dar justa represalia.
No creo en la venganza, disfrazada de justicia, y esgrimida como espada por los hombres poderosos.
No creo en los corazones atravesados por tan ardiente filo.
No creo en aquellos que reciben laureles en nombre de la paz, mientras extienden la guerra por el mundo.
No creo, solo sueño,en que en algún lugar, aun siguen existiendo los justos.

1 comentario:

  1. Relato muy apropiado en estos momentos , me hace pensar en Obama ( Premio Nobel de la Paz )que se toma la justicia por su mano , quizás para subir su popularidad cuestionada .Dios nos libre de los que tienen este poder absoluto . Y por supuesto estoy en contra de cualquier tipo de terrorismo .
    Malu

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