miércoles, 21 de septiembre de 2011

Aún no te he dicho adios.




Apenas han pasado unos días desde mi último cumpleaños. Sin diferencia el más triste de todos.
Es el primero que te pierdes. No sé si donde estas recibes correo, aunque me gusta pensar que lees lo que escribo por encima de mi hombro con tu mirada vidriosa.
Dicen que el tiempo todo lo cura, aunque nadie te dice cuanto.
Ni si nuestra vida será tan longeva como para cumplirlo.
A veces el dolor es menor que el de un pequeño rasguño en un brazo, las menos.
 Por lo general el dolor físico más parecido seria el de arrancarse uno mismo el corazón y pasar la eternidad contemplándolo en el suelo, envuelto en un charco de sangre, como se detiene para siempre.
Nunca me gustó pensar mucho en la muerte, su sola mención era una invitación para que el más helado de los escalofríos recorriese todo mi cuerpo.
Sin embargo como nunca llueve a gusto de todos, me he visto en la situación de tenerla presente de continuo.
Desayuno muerte, como muerte y ceno muerte. Bueno a ti no te puedo engañar sabes que soy un glotón, también la meriendo.
Tras muchas dilucidaciones, y como tantos seres pensantes antes que yo, no he llegado a ninguna conclusión.
Excepto que apesta.
Cuando nacemos nos reparten unas cartas, y para desgracia de algunos son bajas y ni siquiera son del pinte.
Otros si embargo nacen con todos los triunfos.
Cuando me enseñaste a jugar al tute a menudo me reñías por tirar las cartas si no me gustaban, me decías que nunca se daba una partida por perdida, que todo se podía ganar, e hice de ello mi estilo de vida.
Pero ahora me pregunto de que sirve cuando la baraja se cierra y se termina la partida.
Que importan 120 puntos o ninguno.
Por eso aún no te he dicho adiós, porque no lo entiendo. Porque aunque me lo explicaran con el encerado más grande del mundo y por más formulas utilizasen, al despejar la x me seguiría saliendo cero.
Por el día me acojo a lo que me dijeron que era correcto, a tus enseñanzas, a tu modo de vida, aunque por las noches me encaro al cielo y en un grito desesperado y sin sentido y contra toda tu voluntad pido respuestas a mis males con la misma falta de razón que el que arrastra con triunfos bajos en busca de los ases y los treses, sin pensar en el compañero que los guarda paciente para ayudarnos a ganar la partida.
No creo que me sirvieran de mucho tus consejos en el tute, y dudo de si seré capaz de continuar con el modelo que marcaste, pues son tantas las dudas que me asaltan y no estas para resolvérmelas.
Busco ayuda en el reloj, rezo por que cuando el segundero haya condenado otra fracción de minuto al olvido, las respuestas me surjan.
Deseo tanto que el tiempo cure el dolor.
Aunque a veces no es suficiente. Con desearlo no basta, quizás deba desistir en buscar las respuestas en un tapiz divino y empezar por algo más mundano como puedo ser yo.
Y es por eso también que no te he dicho adiós, porque si algún día encuentro una de las respuestas, será el día en que volvamos a vernos, en que te rías de esta carta, en que nos sentemos, y de nuevo, repartamos las baraja y veamos que pasa.
Ese día tan solo espero un abrazo y decirte que te hecho tanto de menos.

2 comentarios:

  1. Tú destreza con las letras refleja lo que sentimos creo que todos los que tanto le queremos y digo "queremos" porque aún en mi cabeza no caben las pablas terminadas en "ía" cuando se trata de EL,me rompe el alma ver que las personas que tanto quiero tienen esa tristeza en el alma y en el rostro, pero no es para menos sabiendo que no podíamos haber tenido a nadie mejor que a EL,y por eso duele tantísimo su "marcha" tu lo reflejas todo a la perfección pero por estar tan claro me duelen tanto tus palabras, porque veo el dolor que tienes, que sumandose al de todos los demás solo nos queda ayudarnos a superarlo estando juntos como a EL tanto le gustaba. GRACIAS por quererlo,haces que yo aun te quiera más. Marga

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  2. El mundo que gira a nuestro alrededor se molesta en enseñarnos que los miedos y fobias que debemos tener a lo largo de nuestra vida. Me han convencido que debo tener miedo a las enfermedades que aún no tienen cura, a la soledad, el hambre, la muerte.... pero " la pena " nunca había sido nombrada. Como duele contraer " la pena ", como me aterroriza día a día, no saber si se irá algún día, y si se va, cuándo será?. Nunca he sentido tanto miedo como el que recorre mi cuerpo desde hace dos meses.
    Dicen que el tiempo lo cura todo, aunque yo no lo creo. Siempre te entrañaré.
    Gracias Hermanín por este bello relato, me gustaría poder ayudarte, saber cual es la cura de este momento, saber todas las respuestas a tus preguntas, pero como tu, todo es nuevo para mi. Se que no es mucho y no sé si te ayudará, pero lo único que puedo ofrecerte es mi mano para que recorramos juntos este bosque gris en el que nos hemos perdido. TK

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